Ser Padres después de los 50

Hay cada vez más casos de paternidad llamada “tardía”. Los especialistas siguen estudiando cómo influye la edad del varón en su capacidad reproductiva.

Carles Chaplin, Nick Nolte, Rod Stewart, Al Pacino, Tony Randall, Donald Trump, Paul McCartney, Julio Iglesias, Carlos Larrañaga, Kenny Rogers, Norman Briski. Son sólo algunos casos, lo más conocidos públicamente, de hombres que deciden ser papás a partir de los 50 ó 60 años. Tanto es así, que la sociedad ya les ha otorgado la denominación (o el rótulo) de “papás tardíos”. En algunos casos, se trata de personas que, por razones profesionales o académicas, demoraron el proyecto de familia; y en otros, son divorciados (o separados), incluso algunos con hijos ya grandes, que reanudan su vida sentimental con mujeres más jóvenes, y deciden afrontar la experiencia de ser padres una vez más.

¿Existe el reloj biológico en los varones? ¿Cuáles son los riegos genéticos? ¿De qué manera los impacta saber que su paternidad puede complicar el normal desarrollo de su futuro bebé? 

Sobre la primera pregunta, hay opiniones desencontradas entre los profesionales de salud. Mientras algunos lo niegan, argumentando que el hombre puede producir Espermatozoides a lo largo de toda su vida, y en consecuencia, no tiene límites de edad para tener hijos; otros afirman que el hecho de que un hombre de 60 años pueda producir espermatozoides suficientes para conseguir un Embarazo no quiere decir que su esperma no sufra cambios.

Para José Pérez Alzaa, especialista en reproducción asistida y director médico de Fecundart (Instituto Integral de Fertilización Asistida), es muy importante diferenciar “la pérdida de fertilidad” de la “pérdida de calidad espermática”. “Para algunos autores, la pérdida de la calidad de los espermatozoides sobreviene a partir de los 60 años, y no alcanzaría para disminuir la Fertilidad, sobre todo teniendo en cuenta las posibilidades que ofrecen hoy los tratamientos de reproducción asistida”, asegura.

Por su parte, Maximiliano Beltramo, embriólogo clínico del Instituto de Medicina Reproductiva Nascentis, advierte que durante muchos años el concepto de edad paterna avanzada no fue de principal interés para la ciencia, ya que se creía que el problema de la edad y la reproducción era netamente femenino, como si sólo las mujeres sufrieran el paso del tiempo.

Bajo esa perspectiva, Beltramo explica: “El número de óvulos de una mujer queda establecido antes de su nacimiento y cuando alcanza la Menopausiala mayoría de estos ha desaparecido. Además, con la edad existe una mayor concentración de óvulos con anomalías. Este es el motivo por el cual las mujeres llegada una cierta edad ya no pueden tener hijos. El varón, en cambio, no tiene tan limitado el potencial reproductivo, pero esto no asegura que pueda lograr el embarazo con facilidad y sin problemas, sobre todo cuando nos referimos a edades avanzadas”. Y agrega: “El reloj biológico en el hombre también existe. La diferencia con respecto a la mujer es que en ella se detiene por completo una vez que ha entrado en menopausia, mientras que en el hombre se empiezan a evidenciar cambios en su calidad espermática a partir de los 45 o 50 años”.

Por su parte, Daniel Estofan, director médico de Cigor (Centro Integral de Ginecología Obstetricia y Reproducción), aclara que la idea sobre la inexistencia del “famoso reloj en los varones” está dada porque “el hombre produce nuevos espermatozoides cada 70 días, independientemente del impacto que genere su edad”. En cambio, dice Estofan, “las mujeres nacen con una determinada cantidad de óvulos y cuando se le terminan entra en menopausia”; “esto le puede pasar a los 22 años o a los 50 dependiendo de la cantidad que tenía cuando nació”.

En otros casos, dice Pérez Alzaa, la disminución de la fertilidad relacionada con la edad (en un varón sano) puede ser por causa de una disminución de la frecuencia de relaciones sexuales (libido) y no por causa de la calidad espermática, sumado a esto último la caída de los niveles de Testosterona. El especialista explica además que “ciertas enfermedades relacionadas con la edad (hipertensión, diabetes) y sus tratamientos, afectarían la función reproductiva del varón, a través de este último mecanismo”.

Espermatozoides 

Hace unos años, la revista Fertility and Sterility publicó uno de los informes más largos realizados sobre fertilidad masculina. El estudio revelaba que entre los 30 y 50 años el volumen del esperma masculino disminuye hasta en un 30 por ciento, se mueven un 37 por ciento más lento y tiene cinco veces más posibilidades de malograrse.

“A medida que los hombres envejecen, el volumen, movilidad (velocidad) y calidad de su esperma también decrece. La forma de los espermatozoides es importante, tiene que ver con su contenido genético. Un número mayor de esperma en mal estado significa más posibilidad de anomalías genéticas”, indica Beltramo.

Por otra parte, cuenta que en 2012 la revista Nature publicó los resultados de una investigación que reveló que un padre de 20 años transmite en promedio 20 mutaciones, mientras uno de 40 transmite unas 65. “Aproximadamente unas dos mutaciones por cada año que el hombre retrasa su paternidad. Por el momento, se desconoce exactamente qué impacto tiene esto sobre el niño”, dice Beltramo.

En ese sentido, Pérez Alzaa asegura: “Con la edad, la morfología espermática (formas de los espermatozoides) y la movilidad, junto con el volumen del eyaculado tienden a declinar, sumado a un leve incremento de defectos genéticos”.

Esterilidad masculina

“Las causas que producen esterilidad en el hombre son múltiples y están presentes en un 50 por ciento de las parejas”, afirma Pérez Alzaa.

Marcelo Gómez, ginecólogo y especialista en medicina reproductiva de Nascentis, explica que las principales causas de subfertilidad masculina están relacionadas con la cantidad, motilidad, morfología y fragmentación del ADN.

“Cuando existe una baja cantidad de espermas en el Semen se denomina oligozoospermia; cuando hay baja movilidad, astenozoospermia; y la morfología estricta de Kruger Teratozoospermia se produce cuando hay un elevado número de espermatozoides con formas anormales o extrañas. En la mayoría de los casos suele haber asociaciones entre estas alteraciones, y lo que hacemos es aplicar estudios específicos y distintas técnicas que nos permiten separar aquellos espermatozoides con fragmentación de ADN de los que están libres de fragmentación, activos y viables para una fecundación”, cuenta Gómez.

Por su parte, Pérez Alzaa se refiere a las causas más comunes deInfertilidad en el hombre: secuelas de infecciones seminales, problemas genéticos que repercuten en la calidad espermática, causas endocrinas y diversas patologías (criptorquidia operada tardíamente, tratamientos oncológicos), etc. “También es posible que la exposición a toxinas a lo largo de la vida pueda inducir alteraciones epigenéticas (factores externos que interaccionan con los genes, modificando su expresión) y genómicas en las células germinales en pacientes de mayor edad”, dice.

Posibilidades 

Son muchas las posibilidades que la ciencia brinda a aquellos hombres que deciden ser padres tardíamente.

“Si el espermograma (estudio de los espermatozoides) está normal, se utiliza semen del paciente para realizar los tratamientos. Incluso este material se puede congelar para futuros tratamientos. En caso deAzoospermia (pocos espermatozoides) se puede hacer una microcirugía para extraerlos, y luego se pueden criopreservar para, tras la extracción de los óvulos de la mujer, realizar un tratamiento de alta complejidad en el que ovulo y espermatozoide se unen en un laboratorio y, cuando se forma elEmbrión, éste se transfiere al útero femenino. En el caso de que el hombre no tenga espermatozoides o tenga de mala calidad, se acude a un banco de semen y el tratamiento se realiza con células de donante”, aclara Gómez.

Los especialistas aseguran que en general los pacientes varones conocen muy poco sobre las alteraciones que sufre su Aparato reproductor y su relación con el paso del tiempo. Y que les cuesta mucho llegar a la consulta y hasta acompañar a sus esposas, ya sea por vergüenza, temor o falta de tiempo. “Saber que la paternidad tardía también tiene consecuencias los impacta emocionalmente y permite que se interioricen más en el tema. La mayoría pregunta ‘¿por qué?’”, dice Gómez.

Los especialistas aseguran que los profesionales de la salud deben orientar aún más a los hombres acerca de las conductas y los hábitos que pueden colaborar en la mejora de su fertilidad: hacer ejercicios físicos y aeróbicos, llevar una dieta sana y no perder de vista el tiempo al momento de pensar en la paternidad son factores fundamentales.

La paternidad después de la paternidad

Máximo Relling tiene siete hijos; para él la paternidad es una experiencia única e indescriptible. Se casó por primera vez siendo muy joven, y su primer hijo, Jorge Christian (hoy tiene 43 años), nació cuando él tenía 24. Luego vinieron Alejandro Enrique, Fernando Tomás y Guillermo Bruno. Al divorciase de su primer esposa, pensó que no volvería a ser papá. Sin embargo, el amor lo sorprendió otra vez cuando conoció a Iliana, su actual esposa, y a Giuliana, su quinta hija: “Giuliana era una bebé de brazos cuando las conocí. Me enamoré de las dos, y abracé la paternidad de la niña como lo había hecho antes con mis hijos”.

Aunque ninguno pensaba tener más hijos, una situación dramática los hizo cambiar de parecer: “Una amiga de Iliana perdió a su única hija en un accidente y esta situación nos conmocionó. Ella quiso tener otro hijo y yo estuve de acuerdo”.

A sus 62 años, Máximo recibió la gran noticia: iba a ser papá de mellizos. 

El nacimiento de Thomas Wyvil y Mía Victoria (5) lo sumergió en “un paradigma de crianza completamente distinto”, no solo debido a su edad sino también por el momento particular de la vida en que se encuentra.

“Mientras educaba a los mayores, estaba muy abocado a mi profesión y preocupado por sostener económicamente a la familia y garantizarles una buena educación. A los mellizos quiero darles las mismas oportunidades, pero estoy en otro momento. Me siento más relajado, con más experiencia y, sobre todo, con tiempo para disfrutar de ellos”, dice.

Máximo cuenta que hoy puede estar mucho más cerca de sus hijos, ser afectuoso y apegado. Sin embargo, también le trajo un gran temor: “No pensaba en mi muerte hasta que nacieron los mellizos. Cada día me propongo vivir al menos hasta los 85 para poder verlos crecer y acompañarlos”.